Puede que estés aquí porque sientes molestias al levantar el brazo para alcanzar algo de una estantería, ponerte una chaqueta o simplemente para encontrar una postura cómoda para dormir. Si sufres de bursitis de hombro, sabes que estos gestos cotidianos pueden ser una fuente de dolor agudo y frustración.
En este artículo te contaremos cómo aliviar el dolor, recuperar la movilidad y evitar que esta lesión vuelva a aparecer gracias a la fisioterapia. Siempre desde un enfoque sanitario y basado en la evidencia científica.
¿Qué es la bursitis del hombro y por qué se produce?
La bursitis es una inflamación de una pequeña bolsa llena de líquido que tenemos en el hombro llamada bursa, que actúa como un cojín para permitir un movimiento suave y sin fricción entre los huesos y tendones de esta articulación.
La bursitis subacromial, la más común, es la inflamación de esa bursa. Cuando se irrita, el espacio se reduce y cada movimiento del brazo puede provocar un pinzamiento doloroso, conocido como síndrome de dolor subacromial
Principales causas de la bursitis de hombro
La bursitis del hombro puede deberse a múltiples factores, siendo los más comunes:
- Movimientos repetitivos del brazo. Trabajos o deportes que implican levantar el brazo, especialmente por encima del nivel del hombro.
- Traumatismos directos sobre el hombro, como una caída o un golpe.
- Malos hábitos posturales, al dormir, trabajar o hacer deporte, generando tensiones anómalas en la articulación.
- Sobrecarga muscular o laboral, como en el caso de deportistas o trabajadores que levantan peso.
- Envejecimiento, que genera desgaste en los tejidos articulares.
- Enfermedades sistémicas, como artritis reumatoide o gota.
En muchos casos, varias de estas causas se combinan, por lo que es clave realizar una evaluación adecuada y personalizada para comprender la raíz del problema y diseñar un tratamiento efectivo. No todo dolor de hombro es bursitis; es fundamental descartar otras patologías como tendinopatías del manguito rotador o problemas cervicales referidos.
Síntomas que no deberías ignorar
Los síntomas de la bursitis pueden variar según la severidad y el tiempo de evolución. En caso de duda, se recomienda siempre ponerse en manos de un profesional sanitario especializado. Los más frecuentes suelen ser:
- Dolor localizado en la parte externa o superior del hombro.
- Molestia al mover el brazo hacia los lados o hacia arriba. Aparece o se agudiza al levantar el brazo hacia el lado, típicamente entre los 60º y 120º de abducción.
- Dolor por la noche, especialmente al dormir sobre el hombro afectado.
- Sensación de rigidez y limitación de movimiento.
- Enrojecimiento, calor o inflamación (en casos más agudos).
Cómo se diagnostica la bursitis del hombro
El diagnóstico preciso es fundamental para un tratamiento efectivo:
- Evaluación clínica por parte de un fisioterapeuta o médico, analizando movilidad, dolor y zonas sensibles, así como historial, contexto, lesiones pasadas, trabajos y deportes practicados, etc.
- Ecografía musculoesquelética o resonancia magnética, útiles para descartar otras patologías asociadas.
- Pruebas físicas específicas, como el test de Neer o el test de Hawkins, que pueden provocar dolor si hay compromiso de la bursa subacromial. Son tests sencillos de realizar y muy útiles.
Objetivos del tratamiento con fisioterapia
Los objetivos principales de la fisioterapia para tratar esta patología son:
- Disminuir el dolor y controlar la inflamación de la bursa.
- Recuperar el rango de movimiento articular completo sin dolor.
- Fortalecer la musculatura periarticular, especialmente el manguito rotador.
- Corregir desequilibrios posturales y hábitos lesivos.
- Educar al paciente para evitar recaídas.
Técnicas de fisioterapia para aliviar el dolor y la inflamación
En la fase aguda, cuando el dolor es más intenso y el paciente apenas puede soportar presión o movilización, nuestra prioridad debe ser calmar el hombro y acelerar su proceso de curación natural. Para ello, utilizaremos:
- Diatermia con tecnología Indiba Activ: Esta tecnología acelera los mecanismos de reparación del tejido. Reduce el dolor y la inflamación desde la primera sesión.
- Terapia manual: Aplicaremos movilizaciones suaves para relajar la musculatura, mejorar el drenaje de la zona y disminuir la percepción del dolor.
Ejercicios terapéuticos: estiramientos y fortalecimiento muscular
Afortunadamente, la fase de dolor agudo se supera con el tratamiento adecuado. A continuación, se inicia la fase activa del tratamiento, centrada en restaurar la movilidad y fortalecer los grupos musculares que estabilizan el hombro:
Estiramientos y movilidad: Introducimos ejercicios suaves como los pendulares de Codman y estiramientos específicos para la cápsula articular y los músculos acortados. Todos los ejercicios son guiados y auxiliados por un fisioterapeuta especializado.
Fortalecimiento muscular progresivo: Diseñamos un programa enfocado en fortalecer el manguito rotador y los músculos escapulares (serrato anterior, trapecio inferior). Esto es clave para estabilizar el hombro y evitar que el pinzamiento vuelva a producirse.
El enfoque progresivo y controlado permite evitar recaídas y preparar el hombro para el regreso a actividades cotidianas, laborales o deportivas. Lo clave es no generalizar, diseñando tratamientos basados en las fortalezas y limitaciones de cada paciente.
Reeducación postural y mejora de la movilidad articular
Una bursitis de hombro a menudo tiene su origen en una mala postura. Por ello, una parte crucial del tratamiento es:
- Corrección de la postura en bipedestación y sedestación.
- Reeducación de patrones de movimiento (como levantar el brazo sin pinzamiento).
- Ergonomía laboral y consejos para evitar movimientos lesivos.
- Estiramientos globales y técnicas de control postural (como método McKenzie o Pilates terapéutico).
Esta fase no solo ayuda a resolver la lesión actual, sino que previene las futuras al corregir el origen biomecánico del problema.
Prevención de recaídas: educación del paciente y mantenimiento activo
Una vez que el paciente ha recuperado movilidad y fuerza, la fisioterapia se enfoca en consolidar los resultados y asegurar que la mejora se mantenga en el tiempo. Nuestra meta es que no tengas que volver por la misma lesión:
- Educación del paciente.
- Ejercicios domiciliarios de mantenimiento.
- Asesoramiento sobre calentamiento y estiramientos si se realizan deportes de riesgo.
Importancia de la fisioterapia y recomendaciones finales
La fisioterapia basada en la evidencia científica es, en la mayoría de los casos, el mejor tratamiento para recuperar una bursitis de hombro, por ser una disciplina no invasiva, segura, preventiva y capaz de mejorar los síntomas sin recurrir a fármacos de forma crónica.
En casos más severos, puede combinarse con infiltraciones o tratamiento médico, pero la base de la recuperación funcional será siempre un plan de fisioterapia bien estructurado y personalizado.
Cómo y cuándo buscar ayuda con un fisioterapeuta
Si sospechas que padeces bursitis del hombro, lo más recomendable es acudir tan pronto como sea posible a un profesional sanitario. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores serán los resultados y menor el tiempo de recuperación.
No esperes a que el dolor limite tu vida diaria o que se cronifique: una evaluación profesional y un tratamiento personalizado pueden marcar la diferencia entre una lesión pasajera o una dolencia que te acompañe durante años. En nuestras clínicas estamos especializados en el tratamiento de bursitis de hombro, incorporando todas las técnicas indicadas en el artículo.